El escarabajo no es un paralelepípedo

El presente artículo será publicado en la revista EXACTAmente Nro 15

Guillermo Giménez de Castro
Centro de Rádio Astronômia e Astrofísica Mackenzie
Instituto Presbiteriano Mackenzie
São Paulo, Brasil
guigue@craam.mackenzie.br

julio de 1999



 
Solemos tener la sensación de que hay días en que todo sale mal y otros en los que todo sale bien.  Muchas veces tenemos la impresión de que estamos atravesando una fase negativa o positiva de nuestra vida. Hay gente que ha llevado este razonamiento al límite y creó una "teoría" de los ciclos naturales llamada Biorritmo, que en el mejor de los casos no es más que una inútil  simplificación de un problema mucho más complejo.
 
 
Veinte años atrás se popularizaba mundialmente una ciencia que decía poder explicar con perfección aquellos altos y bajos de nuestra vida cotidiana.  Fue llamada biorritmo. Su esencia era sencilla de entender: los seres humanos tenemos un ciclo de 23 días que gobierna nuestro aspecto físico, otro ciclo de 28 días emocional y sentimental y un tercer ciclo de 33 días, intelectual.  Conociendo el momento de máximo  (mayor rendimiento) y mínimo (menor rendimiento) de cada ciclo, podemos programar nuestras vidas (por ejemplo no aceptar compromisos que exijan destreza física durante nuestra fase de menor rendimiento y posponerlos para la fase de mayor), ya que los ciclos, como fenómenos naturales que son, no pueden ser alterados.  La fiebre del  biorritmo arrasó como una tempestad.  Fueron editados libros por doquier para explicarlo. Notas periodísticas aparecieron en todos los medios.  Probablemente  la más relevante, en términos de propaganda, fue la que  publicó en 1978 la inefable Selecciones del Reader 's Digest Biorritmo, la llave de sus altas y bajas.  A comienzos de los '80, llegó a venderse calculadoras que daban, para la fecha del día, nuestra aptitud física, sentimental o intelectual, según los dictados del biorritmo. Y era posible calcular con ella la compatibilidad entre dos personas.

Cúal era la base del biorritmo?  La historia se remonta a fines del siglo XIX y comienza en Alemania.  La teoría fue desarrollada por un cirujano de nombre Wilhelm Fliess, íntimo amigo de otro médico, aún desconocido, pero que llegaría a tener fama mundial y convertirse en uno de los personajes de este siglo XX que nos abandona, Sigmund Freud.  Fliess afirmaba haber descubierto un ciclo masculino de 23 días y otro femenino de 28.  Mujeres y hombres son bisexuados decía Fliess, en ambos coexisten los dos ciclos, sólo que en los hombres es preponderante el ciclo de 23 días y en las mujeres el de 28.  Así lo explica en el libro El ritmo de la vida: Fundamentos de una Biología Exacta, publicado en Liepzig en 1906. En realidad Fliess estaba absolutamente maravillado con ambos números.  Básicamente los hallaba como números mágicos, capaces de expresar cualquier otro número y por lo tanto, básicos en la naturaleza.

Por ejemplo el número 1 es expresado como 23 x 11 - 28 x 9, el 2, es expresado como 23 x 22 - 28 x 18, etc.  Tiene alguna propiedad desconocida para los matemáticos esto?  Ninguna.  23 y 28 son números llamados coprimos, o sea no comparten divisores. De hecho, 23 es un número primo, mientras que 28  es expresado como 7 x 2 x 2 (los llamados factores primos) .  La matemática sabe, desde mucho antes que Fliess, que dos números coprimos son capaces de expresar cualquier número entero positivo como una combinación lineal de ellos.  Llamamos combinación lineal  a una fórmula  del tipo 23x + 28y.  Donde x e y son números enteros también.  Por ejemplo, en el caso de querer generar al número 1, x= 11 e y= -9 como ya fue mostrado al inicio de esta párrafo.   Pero otros números distintos del 23 y del 28 pueden realizar la misma proeza con tal de que sean coprimos.  Por ejemplo 14=  7 x 2 y 45 =  5 x 3 x 3 son números coprimos. Con ellos podemos expresar el 1=14 x 29 - 45 x 9, 2 = 14 x 58 - 45 x 18, etc.

Fliess sabía bastante poco de matemática y quedó fascinado por esta propiedad que él atribuyó exclusivamente a los números 23 y 28. El caso de 51=23+28 merecía atención especial para Fliess quien hallaba, por ejemplo, que indicaba una edad crítica para las personas, en la que pueden quedar grávemente efermas o morir súbitamente.  Otras combinaciones no-lineales también fueron exploradas por Fliess.  Es el caso de  23 x 28 = 644. De hecho a cada 644 días  el ciclo femenino y mesculino  vuelven a sincronizarse.

Esta numerología de Fliess fue mantenida fuera  del olvido por Hermann Swoboda, de joven, paciente de Freud, luego devenido  en psicólogo a su vez. Swoboda trabajó en la Universidad de Viena y dedicó bastante tiempo a investigar sobre la cuestión hasta su muerte en 1963.  Él consideraba que los ataques al corazón, muertes, el inicio de enfermedades importantes, tienden a caer en los días críticos de los ciclos masculino y femenino.  La saga fue continuada por hans Wernli quien publicó en 1961 el libro  Biorritmo y más tarde por  George Thommen que publicó  Este es su día?  en 1964 y creó una compañía que proveía el servicio de calcular el biorritmo entregando cartas anuales.  Por esos años al ciclo femenino y masculino se les agregó el intelectual. El ciclo masculino de Fliess, hoy en día representa al vigor físico, la confianza y la agresividad.  El ciclo femenino,  a los sentimientos, intuición, creatividad, amor, y cooperación.

Cómo funciona el biorritmo?  En primer lugar los tres ciclos comienzan simultáneamente el día que una persona nace.  Cada ciclo es representado por lo que en matemática recibe el nombre de función seno (ver figura).  A cada día le corresponde un valor.  Si el valor es positivo, el individuo se encuentra en un momento de liberación de la energía, y por lo tanto en la mejor fase.  Cuando el valor es negativo, se encuentra recargando la energía, y así es una fase de vitalidad reducida.  Sin embargo los peores días son aquellos en los que se producen transiciones de positivo para negativo o vice versa.  Esos son días críticos y lo mejor es evitar cualquier actividad.

Cuando dos ciclos están en transición es un día doblemente crítico.  El peor día de todos es cuando los tres ciclos están en transición ( triplemente crítico).  Pero eso ocurre muy extrañamente: el día de nacimiento y a los 58 años de edad (el día 23 x 28 x 33 = 21.252 después de nacer). En el sistema de Fliess, que no incluía al ciclo intelectual, cada 644 = 23 x 28 días se repetía exactamente el mismo patrón de ciclos.  Los ortodoxos de esta ciencia, llaman a este período de 644 días de año biorrítmico.

Es difícil saber como se llegó a estos valores para los ciclos de 23, 28 y 33 días.  Su misma existencia debiera ser comprobada extensamente antes de comenzar a hacer vaticinios.  Llama la atención  la universalidad de los ciclos.  Si tomamos ejemplos naturales bien aceptados,  como el ciclo menstrual o el circadiano, vemos que existe un valor medio  que representa a la mayoría de los individuos, pero con importantes variaciones entre ellos.  Más aún, los ciclos naturales sufren variaciones  importantes para un mismo individuo entre un ciclo y el siguiente y también se ven modificados según la edad del individuo o por ciertos eventos (una enfermedad).  Es entonces muy difícil aceptar la  constancia  matemática del biorritmo, inalterada de persona a persona a lo largo de toda la vida.  Por último nos perguntamos por qué los tres ciclos comienzan el día de nacimiento. El bebé recién nacido es la continuidad del feto, de hecho ese recién nacido pasará mucho tiempo hasta tener hábitos similares a los adultos.  Eso indica que la transición entre la vida intrauterina y pos-parto, es gradual.  No se entiende entonces como abruptamete, el día de nacimiento, los tres  ciclos vitales comienzan simultáneamente, con la madurez de los adultos, como si alguien hubiera encendido una llave eléctrica.  No suele ser así que la naturaleza funciona.

Lo que  no se entiende, en realidad, es como se puede aceptar una teoría tan simplista de un fenómeno tan complejo como es la vida.  Es como querer considerar que los caballos son esféricos y sin rozamiento, viejo chiste del  ámbito científico que nos quiere decir que las simplificaciones extremas no sirven para describir la naturaleza.

Después de aquel brote de los '70 y '80, el biorritmo desapareció de las marquesinas.  Probablemente sea demasiado matemático para la Nueva Era que proclama una ciencia con rostro humano.  O tal vez se agotó a si mismo.  Después de algunos años intentando usarlo frustradamente,  la gente se fue aburriendo y simplemente lo abandonó.  Es que a la larga todos somos capaces de darnos cuenta de que el caballo no es esférico. Y el escarabajo no es un paralelepípedo.