LA RABDOMANCIA

Guillermo Giménez de Castro

El 16 de mayo de este año un grupo de buzos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires recuperó uno de los objetos testimoniales mas importantes en la investigación del brutal asesinato del periodista gráfico José Luis Cabezas: la cámara fotográfica. L a cámara había sido arrojada al canal 1 desde un puente de la ahora tristemente célebre ruta provincial 11. La desesperación de los investigadores luego de 20 días de infructuosas búsquedas los llevó a tomar una decisión extrema: solicitar los servicios del ingeniero agrónomo Nestor Vinelli, ex rector de la Universidad de Lomas de Zamora, experto en el arte de la rabdomancia. Vinelli utilizó un alambre en forma de E y después de 6 horas de trabajo el día 15 de mayo afirmó categóricamente: “está allí”. Al día siguiente, los buzos rastrillaron el fondo fangoso del río, a tientas, y en menos de una hora hallaron el preciado objeto. La operación fue un éxito total. La rabdomancia demostraba su efectividad al 100%.


Qué es la rabdomancia? Un arte milenario que consiste en la ubicación de depósitos subterráneos de agua mediante las vibraciones que produce un instrumento. Este instrumento puede tener forma de E o Y, puede ser de madera o metal, y se lo toma con ambas manos. El rabdomante camina por los lugares donde es probable hallar agua mientras siente las vibraciones del instrumento. En algún momento considera que las vibraciones son suficientemente altas y concluye que el depósito de agua debe estar allí abajo. Este objetivo, la ubicación de agua subterránea, no es sencillo ni aún con técnicas modernas, mucho menos la predicción de la profundidad del mismo o el caudal máximo que se puede extraer.

Milenaria como es la técnica o arte ha buscado alguna confirmación experimental. Un reporte muy completo fue publicado por Hans Dieter Betz en el Journal of Scientific Exploration (1995,vol 9, N ro1 y 2). El informe de Betz se basa en la descripción de los resultados obtenidos usando rabdomantes en la ubicación de fuentes de agua subterráneas en un programa del gobierno alemán de auxilio a países subdesarrollados. En lugares tan dispares como Sri Lanka, Burkina Faso, Las Filipinas, Rep. Dominicana, Congo, Nigeria, Yemen, Islas del Cabo Verde, Kenia, Egipto (desierto del Sinaí) y Namibia, el rabdomante Hans Schröter obtuvo un alto registro de éxitos acertando al mismo tiempo ubicación del pozo, profundidad y caudal. Betz reporta también resultados en fa vor de la rabdomancia obtenidos por un equipo sueco.

Por supuesto que para que sea útil, la rabdomancia debe demostrar que es mejor que las técnicas convencionales. Como York Dobyns, de la Universidad de Princeton, hace notar en el Journal of Scientific Exploration (1995, vol 9, Nro 3) estadísticamente los resultados de Schröter son mejores que los de un grupo de hidrogeólogos. Claro que estos experimentos deben ser repetidos por distintos rabdomantes y distintos hidrogeólogos. Y más importante aún, es encontrar una explicación al fenómeno. Dos causas suelen ser citadas: alteraciones en el campo magnético o en el campo gravitatorio terrestres o en ambos simultáneamente. Los rabdomantes serían personas muy sensibles a estas alteraciones, y el instrumento, apenas un apéndice que les permite reconocer las vibraciones. El origen de las alteraciones se debería a la particular estructura que tiene el suelo local, ya que los depósitos de agua hallados por los rabdomantes, se producen en zonas de fractura de rocas. De todas maneras todo esto es muy especulativo, por ahora, sigue siendo un misterio. Y hay quienes creen que los rabdomantes son algo así como geólogos con una gran intuición y mucho oficio y experiencia.

Volviendo al caso Cabezas, la diferencia estriba en que aquí se empleó la técnica para ubicar un objeto particular. Si la evidencia en favor de la búsqueda de agua es aún escasa, la generalización a la búsqueda de cualquier cosa es inexistente. En ese sentido nos causa alarma el hecho de que el gobierno provincial haya empleado a un rabdomante, aun en este caso exitoso. Como ya hemos dicho en otras oportunidades, la utilización de técnicas paranormales no suele entrañar otro riesgo que el de la pérdida de tiempo. Tiempo, que en este caso, no podía ser desperdiciado.


Circunstancialmente hemos abordado la investigación por el brutal asesinato del periodista José Luis cabezas. Por azar, esta columna fue escrita cuando se cumplían los seis meses del hecho. Aunque alejado de nuestra temática periodística, creemos necesario terminar con el slogan que se ha convertido en un clamor por la verdad y la justicia: No se olviden de cabezas.


Y el sentido común?

En su edición del 17 de mayo de 1997 el diario Clarín de Buenos Aires cubre la noticia del descubriemiento de la cámara con las siguientes palabras:
Dolores. La Cámara de José Luis Cabezas comenzó a buscarse en los alrededores de la ruta 11 hace un mes, cuando hector retama, el primer acusado del grupo de Los Hornos que declaró, dijo: "después de salir de la cava, al poco trecho, vi que González tenía una máquina fotográfica. [...] Cuando tomamos la ruta, Prellezo le ordenó a González que fuera rompiendo la máquina y la fuese tirando por la ventanilla. Un pedazo grande, que no podía romper, González lo tiró en un arroyo".

Sin estar al tanto de todos los detalles de la investigación, nos formulamos las siguientes preguntas: cuántos arroyos hay sobre la ruta 11 entre el lugar del crimen y el destino de los asesinos? Siendo tan claras las declaraciones de Retama, por qué no se busco el pedazo grande que González tiró al arroyo? Una vez mas nos parece que el sentido común es el menos común de los sentidos.


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